Los soldados rusos se retiraron hace unos días del seminario de la diócesis latina de Kiev, que está en la pequeña ciudad de Vorzel, en Irpin, a cierta distancia de la capital.
Tras un mes de guerra, pudo volver a celebrarse la misa en el seminario. Acudieron personas muy diversas, los que antes iban a misa con regularidad y otros que «por primera vez pisaban el umbral de una iglesia», explica el padre Vitali Uminsk, director de Caritas Spes (la Cáritas de las diócesis latinas). Tras la misa, no habiendo gas, cenaron comida cocinada con fuego sobre ladrillos, como mucha gente hace en el pueblo.
Los seminaristas aún no han vuelto, se han quedado lejos alojados con unos religiosos. Allí donan sangre, rezan y ayudan en mil tareas con la gente.
Misa de Ramos de 2022 en el seminario de Vorzel, recuperado al retirarse las tropas rusas; aún sin seminaristas, con diáconos, profesores, algunas personas del pueblo…
A Vorzel han vuelto sólo sacerdotes y diáconos para intentar volver a ponerlo todo en marcha. El Domingo de Ramos han podido celebrar y abrir la capilla a la gente del pueblo, poca, porque la mayoría ha huido.
La Virgen de Fátima destrozada
Caritas Spes muestra en su Facebook una imagen destrozada de la Virgen de Fátima. «Esta es una figura religiosa a la que una persona normal, incluso si no es practicante, trataría con especial respeto y honor. La frase clave es ‘una persona normal’. Porque nuestra tierra ha sido invadida por una locura desconocida y un dolor feroz», comenta el Facebook de los voluntarios de Caritas Spes.
«Restauraremos la figura de Virgen de Fátima. Vamos a reconstruir el país. Enterramos y honramos a los difuntos. Y después de la victoria, daremos gracias a Dios siempre por valioso regalo de la paz», anuncian.
Han robado hasta las zapatillas viejas del rector
El obispo de Kiev, Vitalii Kryvytskyi, ha enumerado en su Facebook el material robado del seminario.
«Saqueadores, con un objeto pesado, abrieron la puerta y no se fueron con las manos vacías. Saquearon casi todo lo que podía venderse. Desde condensadores, lavadoras, ordenadores, routers, equipos de cocina… Hasta las viejas zapatillas del Padre Rector, en las que le encantaba correr. Es poco probable que se vendan, pero… También robaron algunos artículos litúrgicos, como una copa conmemorativa de la Santa Misa presidida por San Juan Pablo II en 2001″, añade el obispo.
También quedaron dañados algunos vehículos, pero aún funcionan. Algunas instalaciones resultaron dañadas por explosiones, pero no muchas.
Aquí, un fotorreportaje en Facebook de daños en el seminario.
«Se necesita tiempo para que la vida del seminario vuelva otra vez. Sin agua, sin luz, sin gas. A las casas frías ya regresaron el Rector, el director espiritual, los diáconos... Llegó un grupo de hombres amigables que accedieron a compartir estas condiciones espartanas y ayudar a resucitar el seminario lo antes posible. ¡Muchas gracias a todos ustedes por su coraje y sacrificio! Gracias por los varios transportes de carga humanitaria que ya han sido descargados por nuestra Caritas«, añade el obispo.
Se necesitará ayuda para devolver la vida al seminario, pero el obispo señala que es necesario para el bien de la Iglesia. «Porque Ucrania, que será reconstruida después de la guerra, también necesitará guías espirituales, sacerdotes. Rezad para que el Señor llame a aquellos que ha elegido para un ministerio especial», añade.
Una diócesis enorme, pueblos muy dañados
Vorzel es un pueblo dentro del municipio de Irpin, no lejos de Kiev, que tenía 6.000 habitantes antes de la guerra. Después de bombardearlo, las tropas rusas lo ocuparon a finales de febrero. La mayoría de las casas quedaron sin electricidad ni agua ni calefacción. Allí está el seminario de la diócesis de rito latino de Kyiv-Zhytomyr, que cubre 111.000 kilómetros cuadrados (como Castilla y León, Navarra y La Rioja juntas). En este enorme territorio antes de la guerra vivían 8 millones de habitantes, de los que unos 215.000 eran católicos de rito latino, organizados en 160 parroquias.
Entregas de mantas y recursos de Caritas Spes a la entrada del seminario de Vorzel,
Al retirarse los rusos de los alrededores de Kiev a principios de abril, Cáritas Spes (la Cáritas de las diócesis latinas) ha podido llegar a sus pueblos. «Hemos estado en Vorzel, Bucha, Babintsy, Abramivka, Saventska…», escribían en Facebook el 5 de abril.
Aquí fotos del padre Vitalii Uminsk, responsable de Cáritas Zhytomyr. Y aquí fotos de entregas a gente de las aldeas por parte de Cáritas Spes.
«Hemos visitado las aldeas del distrito de Vyshgorod, que están bastante remotas y la ayuda no llega allí tan rápido. Las personas que están allí son como sombras, la sombra de ellos mismos hace un mes. Cocinan comida en ladrillos. Entre las principales necesidades, piénsenlo, piden papel de baño. Ayer nuestros voluntarios empacaron trescientas bolsas de comida grandes».
Entre las entidades que trabajan desde hace años apoyando los seminarios en Ucrania está Ayuda a la Iglesia Necesitada (aquí para ayudar a Ucrania).