Si echamos la vista atrás y tratamos de hallar algún rasgo constitutivo común entre las distintas y más apartadas civilizaciones (tanto en el tiempo como en el espacio), descubriremos que casi todas se distinguieron por honrar a sus ancianos. En efecto, son raras las formas de comunidad humana en las que los viejos han sido desdeñados o condenados al descrédito; y todas ellas han fenecido pronto. En la Antigüedad, los ancianos ocuparon siempre los puestos más encumbrados de la consideración social, como custodios de las tradiciones, depositarios de una sabiduría ancestral y espejo en el que los jóvenes deseaban contemplarse: ellos eran reyes y consejeros de reyes, sumos sacerdotes, oráculos y profetas; ellos eran patriarcas y tutores de sus respectivas familias y clanes; y se les rendía respeto y veneración, pues se reconocía en ellos un conocimiento profundo de las…
Autor: Juan Manuel de Prada
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La misa es el encuentro con Dios Nuestro Señor, pero no sólo con Él, también con nuestro interior, haciendo que mejoremos cada día más como personas. Este encuentro con Nuestro…
Las profecías de León XIII y su exhortación a rezar el rosario
El Papa León XIII escribió en muchas de sus encíclicas, entre ellas una que cumplió 130 años el pasado 22 de septiembre, Octobri mense, la importancia de rezar el Santo Rosario…