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Roma – La tarea de la Iglesia en la historia es «ir de misión, llevar el Anuncio, dar a conocer que Jesús vino del Padre». Este trabajo no es cosa de expertos, no se basa en competencias profesionales manejadas por ‘profesionales’. Sino que se desata gratuitamente en quienes experimentan “la cercanía de Dios en Jesús, esta cercanía de Dios que es Jesús”, “la fuente de nuestra alegría” que “llena de asombro, sorprende, cambia vidas”. Y no se apoya en medios materiales y estrategias mundanas, sino en la obra del Espíritu Santo, que actúa eficazmente a través de corazones “libres y sencillos, pequeños y humildes”. Con estas palabras el Papa Francisco ha vuelto a sugerir cuál es la fuente y cuáles son los rasgos distintivos de la misión apostólica confiada por Jesús a sus discípulos. Lo ha dicho en la homilía de la misa celebrada en la Basílica de…