La muerte de Francisco y la celebración del cónclave me han traído a la memoria los días inolvidables que viví en Roma, enviado por el diario ABC, tras la muerte de Juan Pablo II, para escribir crónicas hasta el inicio del pontificado de Benedicto XVI. Fueron, en total, algo más de tres semanas que dejaron una huella muy honda en mi alma, no tanto por las emociones vividas (que, desde luego, fueron hitos del corazón) como por lo mucho que aprendí sobre los entresijos vaticanos, que contribuyeron a atemperar un tanto mis exaltaciones juveniles.
Autor: Juan Manuel de Prada
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