Así sucede que cuando no hay acuerdo en las cosas divinas entre los amigos, tampoco puede haberlo pleno y verdadero en las humanas. Es inevitable que quien desprecia las cosas divinas, estime en más de lo conveniente las humanas, y que no sepa amar rectamente al hombre quien no ama al Creador del hombre. (Cartas 258,2)
Autor: Néstor Mora Núñez
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