En la diócesis de Barbastro-Monzón, los problemas pastorales no son un secreto, pero pocos casos son tan sangrantes como el de Bielsa y las poblaciones cercanas.
En esta zona, una de las más alejadas del palacio episcopal, tres valientes sacerdotes intentan atender 110 parroquias. Una cifra que supera cualquier límite razonable y que pone de manifiesto el abandono pastoral que sufren estas comunidades rurales.
Mientras estos curas recorren montañas y carreteras para llevar los sacramentos a los fieles, desde Barbastro parece que las prioridades están en otro lugar. Lejos de encontrar apoyo, estos sacerdotes no solo cargan con una labor titánica, sino que además deben lidiar con la indiferencia de una diócesis que no parece interesada en aliviar su carga.
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Autor: Aurora Buendía
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