Hace unos días vi en TikTok un grupo de seminaristas cantando y desarrollando una coreografía. Desde luego, no hubo nada que pudiera alarmar o que fuera malo; sin embargo, al leer los comentarios me surgió la inquietud de escribir esto como reflexión. Había quien puso que se veían “tiernos” o, incluso, que “parecían ángeles”. No tengo objeción contra la ternura, pues es algo muy humano, pero el contexto en el que se dijo, lo mismo que haberlos comparado con seres angelicales, me parece totalmente desproporcionado y esto es lo que pasa cuando el infantilismo invade la formación religiosa. Necesitamos formar hombres y mujeres que sepan ser alegres y, al mismo tiempo, con carácter para lidiar con las crisis que nunca faltan. Ponerlos a realizar coreografías, más propias de un festival infantil que del mundo adulto, no ayuda en lo más mínimo, pues a la larga se…… Continuar leyendo
Autor: Carlos J. Díaz Rodríguez
[ad_2]