Autor: ReL
Tadey creció tras la caída de la Unión Soviética, en un momento en el que la sociedad ucraniana experimentaba un renacimiento espiritual. De niños, él y sus dos hermanos mayores acompañaban a su madre y a su abuela al monasterio local de los basilianos en Drohóbych, cerca de Leópolis (Lviv), el corazón de la Iglesia greco-católica en Ucrania. Estaban tan fascinados e impresionados por lo que veían, que al regresar jugaban a celebrar la misa en la sala de su casa.
Como comunidad, la gente apreciaba a la Iglesia que había resurgido a pesar de la persecución de los soviéticos y de la integración forzada en la Iglesia ortodoxa. «En aquella época, muchos jóvenes y adolescentes ayudaban a los monjes en la reconstrucción del monasterio. Esto nos hacía sentir parte de una gran familia. Especialmente durante las vacaciones de verano, íbamos a ayudar y nos encargábamos de cuidar el jardín del…