Autor: Enrique García-Máiquez
La filtración de la probable sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos (que permitiría a los legislativos de cada Estado regular el aborto) ha tenido ya un efecto firme. Ha sacado a los partidarios del aborto a realizar en las calles y en los medios las más extravagantes performances. A lo Marina Abramovic. Sacándose muñecos del vientre y destrozándolos. O dando gritos histéricos. O derramando pintura roja. Etc.
Creo que es legítimo, además de lógico, medir la racionalidad de una norma por la coherencia de sus defensores. Los del abortismo americano no son filósofos. Por otra parte, su sentido de la democracia brilla por su ausencia. Obsérvese que no protestan realmente contra ninguna prohibición, sino contra la posibilidad de que se permita a los parlamentos democráticos de los estados legislar conforme a la voluntad mayoritaria del pueblo.
Aquí tampoco andamos sobrados de…