Los testigos de Jehová están interpretando la actual Guerra de Ucrania como un cumplimiento de las profecías bíblicas –tal como las “aplica” la secta. Así lo analiza Luis Santamaria, experto en sectas de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
«Una vez más, la secta milenarista aprovecha las circunstancias difíciles para acentuar en sus seguidores el miedo, el adoctrinamiento y hasta la “histeria colectiva, según explican los ex adeptos», afirma Santamaría.
Varios medios de comunicación se han hecho eco de su análisis y han contactando con ex adeptos y psicólogos.
El reclamo del fin del mundo
Desirée Hidalgo, redactora de El Cierre Digital, ha hablado con un ex miembro de esta confesión que fue expulsado hace siete años, y con una psicóloga clínica con amplia experiencia con afectados por sectas. Los testigos de Jehová aprovechan, según los entrevistados, cada suceso trágico para justificar el fin del mundo.
La invasión rusa a Ucrania causa miedo de que esta situación desemboque en una tercera Guerra Mundial, algo de lo que algunos intentan beneficiarse.
“Es su modus operandi, siempre lo hacen”, cuenta Pablo, quien hasta hace seis años vivía en un entorno de testigos de Jehová del que él mismo formaba parte y del cual fue expulsado. Los testigos de Jehová están aprovechando la guerra en Ucrania para asustar y sembrar la histeria colectiva con sus profecías bíblicas que “anuncian” el fin del mundo.
Por su parte, la psicóloga Margarita Barranco cuenta que “entra dentro de su funcionamiento” y que buscan “anticipar que va a llegar la Guerra Mundial y que el mundo se va a ir al traste”. Barranco asegura, además, que “es la manera de inculcar el miedo y decir que solamente los que están con ellos se salvarán”.
El miedo, su modus operandi
“He estado 45 años ahí metido, porque nací ahí, y no tuve ninguna oportunidad de contrastar lo que eran los testigos de Jehová desde fuera. Por circunstancias de mi vida, a los 45 años todo explotó y me di cuenta de que estaba dentro de una secta”, explica Pablo, de 52 años, que fue expulsado de la congregación hace ya siete años, no es la primera vez que hacen esto: “Lo hacen cada vez que hay una mala noticia como la Guerra del Golfo, las Torres Gemelas, la pandemia de coronavirus… y ahora la invasión rusa a Ucrania. Transmiten una conexión totalmente inventada de que esto es cumplimento de profecía”.
La psicóloga Margarita Barranco corrobora lo que cuenta Pablo y asegura que “aprovechan cualquier circunstancia externa para justificar que el mundo se acabará, lo llevan haciendo desde hace siglos. Intentan captar a gente para que puedan salvarse de esta situación”. “Por lo que escucho de algunos compañeros, sé que la psicosis es tremenda”, asegura Pablo, y explica que “llevan varios años identificando una figura mitológica del Libro de Daniel, el ‘Rey del Norte’, con Rusia”. El hombre, que afirma que esta relación no tiene ningún tipo de justificación ni base bíblica, cuenta que “como ellos dicen que es así, en cuanto Rusia hace algo, ya se considera como prueba”.
Bajo el yugo del “Cuerpo Gobernante”
Pablo explica que “los adeptos están adoctrinados al cien por cien. Todo lo que piensan y todo lo que ven lo analizan desde el punto de vista de sus publicaciones. Además, tienen prohibido contrastar la información de modo que, en sus reuniones, los mensajes son: que este es el tiempo del fin, que cada cosa que pasa es cumplimento de profecía y que tienen que ser obedientes al Cuerpo Gobernante”, que es el consejo directivo de los testigos de Jehová.
“Es una secta milerista, es decir, que sigue los pasos de un tal William Miller, un predicador del siglo XIX que empezó a anunciar el fin del mundo en base a unos cálculos sacados de la manga a partir de versículos de la Biblia”, explica Pablo. “Anunciaban que el tiempo del fin había empezado en 1799. Luego han ido retrasando esta fecha”, expone, y asegura que, “en realidad, es una multinacional que tiene varios miles de millones de dólares acumulados en base a donaciones y chanchullos inmobiliarios”.
“Cuando una persona nueva llega al lugar de culto, un salón del reino, todo el mundo le da una bienvenida alucinante. Entonces, esa persona siente lo que se llama ‘love bombing’, que es una explosión de amor que está totalmente preparada para que las personas bajen sus defensas. Después, se encarga a algún miembro de la congregación que se interese por ti, te llame… Y así, poco a poco, te enganchan”, asegura Pablo, quien ha podido observar las técnicas de los testigos de Jehová para captar nuevos adeptos.
Miembros asustados
Él, que formó parte de los testigos de Jehová, está convencido de que los miembros “están completamente asustados y siguiendo todas las directrices que les mande el Cuerpo Gobernante, porque de eso depende que se salven o no”, porque “es un culto basado en el miedo y en el control mental”. “Controlan tu comportamiento, tus sentimientos, toda tu vida, y además te la fiscalizan, porque tienen grupos de comités judiciales”, asegura, y cuenta que “los miembros tienen que ser espías unos con otros y comentarles a los ancianos si alguien ha cometido algún pecado. Es una persecución constante”.
“Mi familia no me habla. Hay más de 100 testigos de Jehová en mi familia y a mí me dan por muerto por haber dejado la religión”, cuenta Pablo, quien fue expulsado hace años. “En España hay unos 110.000 testigos de Jehová según las cifras que ellos mismos ofrecen, que no son demasiado fiables. Aun así, si fuera verdad que hay 110.000, puedo asegurar que hay otros tantos expulsados”, asegura.
Una asociación de víctimas
Pablo forma parte de la Asociación Española de víctimas de los Testigos de Jehová, una asociación que, pese a ser “relativamente pequeña”, ha sido denunciada por la Watchtower, la organización dirigida por los líderes de la congregación.
Otra de sus labores “es la de concienciar y alertar a la gente para que tengan mucho cuidado, porque tienen un proselitismo muy agresivo y, en cuanto alguien tiene una situación delicada o está débil emocionalmente, ellos lo captan y le prometen un futuro eterno sin enfermedades, guerras, e incluso que van a volver a ver a sus seres queridos fallecidos”, cuenta.
Pablo se pregunta, además, cómo esta confesión puede gozar de la situación que tiene en España: “A nosotros nos parece muy sorprendente que en España se permita que una secta de control mental campe a sus anchas y además tenga un estatus de notorio arraigo por parte del país”. Los testigos de Jehová llevan inscritos en el registro de entidades religiosas desde 1970 y se les reconoció notorio arraigo en el 2003.
Los motivos de este discurso
El primero de ellos es porque su organización es originaria de Estados Unidos, un país que ha apoyado a Ucrania en la guerra y se ha sumado los territorios que han sancionado o cortado todo tipo de lazos con Rusia. En segundo lugar, porque el presidente ruso, Vladimir Putin, hace 4 años, aproximadamente, les «cerró el chiringuito, estaban tolerados pero, al descubrir una serie de cosas, el presidente de Rusia pasó a considerar que no tenían cabida en su país».
Esta cuestión provocó que perdieran más de 300 locales que estaban situados por todo el país. Sobre el conflicto de Rusia y Ucrania, José Miguel Cuevas, doctor en psicología y responsable del programa de víctimas de grupos en el Ayuntamiento de Marbella (Málaga, España), explica que este grupo aprovecha cualquier crisis o conflicto para vaticinar que «el fin del mundo se acerca». Y añade que «se aprovechan diciendo que es inminente».
El coronavirus, otra señal del fin
La invasión de Ucrania no es la única crisis que los testigos de Jehová han utilizado para vaticinar que el fin del mundo se acerca. En su página web, este colectivo religioso publicó un artículo en que relacionaron directamente el coronavirus con el fin del mundo. «¿Cuál es la señal de los últimos días o de los tiempos finales?» se preguntan los Testigos. Y la respuesta para ellos fue clara: guerras, hambrunas, terremotos, pestes o epidemias y que los niños se vuelvan desobedientes. Esta reacción no pasó desapercibida para el experto en sectas Luis Santamaría, quien ha señalado que «las sectas» se estaban «frotando las manos» con el contenido apocalíptico en el contexto que atraviesa el mundo.
Los testigos de Jehová aprovecharon la coyuntura para advertir a sus fieles que el coronavirus es un síntoma más de «los últimos días». Primero vienen las guerras a gran escala, luego las hambrunas, luego los grandes terremotos, las pestes y «enfermedades terribles», después un aumento del crimen para continuar con que la humanidad dañaría a la Tierra y seguir porque la gente se volvería «desagradecida».