Autor: Pablo J. Ginés
Muchos padres creen que no pueden ser estrictos con sus hijos porque temen que al crecer, a los 18 años, por un efecto rebote, se conviertan en rebeldes muy desordenados, que dejen los estudios, se emborrachen y desperdicien su vida.
Para evitar ese «rebote», muchos padres prefieren dejar que sean rebeldes en su adolescencia e infancia, no imponerles normas, dejar que salgan de botellón («pero el mío bebe sin pasarse», creen) y esperan que pasada cierta edad sentarán cabeza o, al menos, serán felices «a su manera».
El autoengaño de los padres «blandos»
Como explica el médico y educador Leonard Sax en su interesante libro El colapso de la autoridad (Palabra, 2017) esos padres «blandos» se autoengañan y dañan a sus hijos.
Ningún estudio muestra que en las familias con normas, horarios y exigencias estrictas los chicos crezcan «rebotados».
Al contrario, la ciencia sociológica,…