En la misa de beatificación, celebrada en Milán, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos recuerda a las dos figuras que crecieron a la luz de Jesús: Ciceri en la sobriedad de un sacerdocio vivido en un oratorio, Barelli en una dimensión pública, desde su compromiso con la universidad hasta el reconocimiento de los derechos de la mujer