Jerry y Lisa Pfaff nunca olvidarán el 5 de marzo de 2014. Aquel Miércoles de Ceniza comenzó un verdadero calvario.
Jerry salió de madrugada de camino al trabajo y vio en el jardín un montón de nieve ensangrentada envolviendo a su hijo Derek. Estaba prácticamente muerto e irreconocible, con el rostro totalmente desfigurado. Se había disparado en la cara con una escopeta.
Hoy, sus conocidos y familiares hablan de él como «un milagro» y alguien «tocado por la mano de Dios», mientras el joven busca acompañar y salvar las vidas de quienes, como él, no encuentran sentido.
Recientemente, el matrimonio y su hijo Derek recordaron conmocionados aquellos instantes en una entrevista concedida a Detroit Catholic.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando, ya en el hospital, los especialistas sabían que debían intubar al joven para mantenerle con vida, pero su rostro estaba…
Autor: ReL
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