San Pafnucio, eremita y obispo. 11 de septiembre
Vivió en el siglo IV y fue un anacoreta, discípulo de San Antonio Abad (17 de enero) de hecho el más famoso de su tiempo. Como todos estos ermitaños vivía de hierbas, agua, algo de pan y poco más, y sometido a grandes austeridades, falta de sueño, trabajo, oración y penitencias. Su soledad se veía interrumpida muchas veces por aquellos que le visitaban para recibir consejo, escuchar sus palabras, pedirle sus oraciones y por algunos que querían imitarle en su búsqueda de Dios. Poco a poco su fama se extendió y tuvo que abandonar su soledad porque fue nombrado obispo de Tebaida, Egipto. Toda su vida de intensa oración y penitencias le fortaleció para enfrentarse a la persecusión de por cristianos, y soportar el martirio, del que sobrevivió, pero con una pierna inservible y sin un ojo, del que se dice gustaba besar con…
Autor: Ramón Rabre

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