Autor: Emilio Domínguez Díaz
«Vivo ya fuera de mí / después que muero de amor, /porque vivo en el Señor / que me quiso para sí. / Cuando el corazón le di, / puso en él este letrero: / que muero porque no muero.»
A aquella recia cronología de mitad del siglo XVI, como escribió Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada en 1562, no le han faltado tiempos posteriores repletos de dureza, momentos difíciles y situaciones inesperadas que, hoy más que nunca en pleno siglo XXI, requieren esa reciedumbre de la que la Santa hizo gala en la flor de su vida a través de la noble y reivindicativa empresa de fundar conventos en pos de una reforma de la Iglesia.
Por otro lado, tampoco echamos de menos su declaración de intenciones en la relación con Dios. Sus versos pudieron dar fe de ello convirtiéndose en evidentes pruebas de ese estrecho vínculo con Él, como este pasado fin de semana hemos recordado y celebrado en Alba…

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