Por Robert Royal
La mayoría de los católicos, incluso los bien formados, si se les preguntara quiénes fueron los grandes santos medievales, responderían con una lista conocida: Francisco de Asís, Domingo, Tomás de Aquino, Catalina de Siena. Pero uno de los más antiguos entre esas grandes figuras –y el más célebre en su tiempo– ha sido, curiosamente, casi olvidado en la época moderna. Era tan evidentemente santo y polifacético que Dante, en el Paraíso, después de encontrarse con cientos de otros santos y héroes, lo eligió a él para pronunciar la última oración a la Virgen María, a fin de que él, Dante, recibiera la Visión Beatífica.
Ese santo olvidado es Bernardo de Claraval (1090-1153), el Doctor Melifluo, cuya fiesta celebramos hoy. Somos algo más conscientes de los Doctores de la Iglesia en este momento debido a la proclamación de san John Henry Newman…
Autor: The Catholic Thing
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