Hace unos días hablábamos de cómo San Agustín buscaba una armonía entre nuestra fe y el conocimiento científico-filosófico. De hecho, respecto a las afirmaciones de los filósofos griegos, decía que “no hemos de temerlas, sino reclamarlas como injustos poseedores y adaptarlas a nuestro uso”. Así, abogaba por aprovechar el conocimiento humano e integrarlo con la fe cristiana, aunque con prudencia, sin socavar el depósito de la fe.
Un tema muy interesante que trata San Agustín en el libro undécimo de su obra Las Confesiones es el tiempo. Aunque reconoce que existen el pasado, el presente y el futuro, desde el punto de vista de nuestra mente, considera que todo es presente: presente de cosas pasadas (la memoria), presente de cosas presentes (visión) y presente de cosas futuras (expectación). Asimismo, reconoce su limitación a la hora de entender el complejo concepto…
Autor: Ciencia y fe en diálogo
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