Durante el interregno de marzo de 2013 que siguió a la renuncia de Benedicto XVI, y en el propio cónclave, los partidarios del cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.J. como sucesor de Benedicto lo describieron como un reformador ortodoxo, de mente firme y valiente, que limpiaría los establos de Augías del Vaticano manteniendo la línea teológica y pastoral que había guiado a la Iglesia desde la elección de Juan Pablo II en 1978: una ortodoxia dinámica al servicio de un anuncio revitalizado del Evangelio, en un mundo muy necesitado del testimonio y la caridad de una Iglesia de discípulos misioneros.
Autor: George Weigel
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