Andrés y Natalí son dos amigos venidos de allende el Atlántico que se han enamorado muy seriamente; y, como a todos los enamorados, les gusta hablar de las vicisitudes de su amor, de sus perplejidades y desconciertos. En un determinado momento, Natalí nos confiesa –con rebozo, incluso con cierta extrañeza– que no sería capaz de acostarse con un hombre al que no amase; y casi nos pide excusas al confesarlo, consciente de que sus palabras pueden sonar pacatas. Pero, en realidad, acaba de formular sencillamente una verdad humana muy profunda, tan profunda que nuestra época se ha dedicado a denigrarla y escarnecerla hasta hacerla irreconocible. Y esa verdad es que el cuerpo y el alma –o, si lo preferimos, la carne y el espíritu– no pueden disociarse, aunque su convivencia sea conflictiva. Sólo cuando estamos mutilados podemos acostarnos por puro deseo sexual con alguien a quien no…
Autor: Juan Manuel de Prada

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