Nada de lo que ocurrió en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París fue por casualidad. Todo estaba preparado y los organizadores sabían lo que hacían y por qué lo hacían. Y todo parte de la elección del director artístico de este evento, Thomas Jolly, cuyo nombramiento era signo visible de que sería una ceremonia woke y repleta de ideología LGTB.
Y es que Jolly es una persona que se define a sí mismo como queer y que ha centrado gran parte de su carrera profesional en el teatro y obras “deconstruidas” y de temática LGTB. Por eso, nada de lo que vimos fue casualidad ni malinterpretaciones de las personas religiosas o conservadoras. El objetivo era provocar y adoctrinar.
Tony Estanguet, presidente de París 2024, describió la elección de Jolly como una decisión audaz pero «coherente» con la visión de los Juegos. “Con su impresionante carrera,…
Autor: ReL
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