La doctrina social de la Iglesia, tan amada por San Juan Pablo II, habría tenido en él un gran defensor aunque no hubiera sido elegido Papa. De hecho, acudió en su defensa cuando uno de los teólogos más influyentes en la época conciliar, Marie-Dominique Chenu, quiso dejarla ‘vista para sentencia’.
Es una historia no demasiado conocida que cuenta Marco Invernizzi en Tempi:
Por qué la Iglesia no debe dejar de meterse en nuestras vidas concretas
Durante el primer Festival de lo Humano celebrado en Roma el pasado mes de junio, el profesor Vittorio Possenti contó una historia muy intrigante sobre uno de los temas «relegados al sótano» en el mundo católico, el de la doctrina social de la Iglesia.
Corrían los años setenta y estaba de moda no sólo deshelenizar, es decir, rechazar la metafísica, sino también dejar de lado la doctrina social de la Iglesia.
Salió entonces…
Autor: ReL
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