Autor: Pablo J. Ginés
En verano de 1922 las autoridades soviéticas empezaron a detener intelectuales incómodos en las principales ciudades rusas, y en septiembre y noviembre los deportaron en varios barcos, que serían conocidos como «el vapor de los filósofos».
Muchos eran figuras cercanas a distintos tipos de socialismo, pero no eran dóciles al Partido bolchevique. Otros exploraban nuevas formas de ser cristiano, ortodoxo y ruso. En diciembre iba a nacer oficialmente la Unión Soviética, tras cinco años de guerra civil, y el régimen comunista no quería mentes libres y molestas que señalase fallos (como en las hambrunas de 1921).
Lenin en persona había preparado una lista durante el verano. A muchos -poetas, filósofos, rectores de universidad- se les daba a elegir: ser fusilados por alta traición o ser deportados por tres años (pero fusilados si intentaban volver). Podían llevar una maleta y dinero de…