Un día me tocó ir a Misa a una parroquia grande; es decir, con posibilidades humanas y materiales; sin embargo, el mismo que atendía a la gente, era el encargado del coro, el lector, el de la limosna, el que limpiaba, etc. Pues bien, esto no ayuda. En primer lugar, porque hay que sumar, diversificar, en vez de acaparar o absolutizar y, luego, para evitar caer en el clericalismo. Soy consciente de que hay capillas y parroquias que sufren a causa de la escasez de personal y de medios económicos, pero cuando encima existen las condiciones, con mayor razón hay que evitar la figura del “todólogo”. Además, no hay que saturar a las personas por ningún motivo. Muchos liderazgos juveniles en la Iglesia se “quemaron” o fueron a menos porque les encargaron muchas cosas y se volvió una situación insostenible bajo los efectos del “burnout”. Sumemos, pero sin esa visión de que…… Continuar leyendo
Autor: Carlos J. Díaz Rodríguez
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