El lunes de Pascua es un día bonito para morir. Sin hacerle sombra al Maestro, pero con la esperanza de resucitar corporalmente como Él para la vida eterna. Toda la octava de Pascua, además, es como un solo gran día de celebración, porque la Iglesia sabiamente reconoce que algunas celebraciones son tan importantes que se necesitan más de veinticuatro horas para ellas.
Grande es la alegría de esta fiesta porque sabemos que, aunque seguimos muriendo, la muerte ya no tiene el poder de matar para siempre. La última palabra la tiene la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Desde aquella primera Pascua de Resurrección, los cristianos, como Santa Maravillas, sabemos que morir ya no es morir, morir se acaba. Por eso el Apocalipsis puede proclamar: dichosos los que mueren en el Señor.
No obstante, la mayoría de nosotros, incluidos los papas, moriremos con bastantes…
Autor: Bruno Moreno
Informe anual Planned Parenthood USA 2020, indica que asesinó a 383.000 bebés en abortos
Lo llamemos como lo llamemos es un asesinato, un asesinato del que luego se aprovecha todo, sangre, vísceras etc. para diversas industrias. No, nos podemos quejar los humanos del siglo…
Los hallazgos científicos que sugieren su autenticidad como reliquia de la Sábana Santa de Turín
Los partidos políticos españoles no quieren a los provida cerca de los abortorios. Les hemos hecho daño y van a por nosotros….seguir leyendo
Consejos para una llevar una vida Cristiana
Llevar una vida Cristiana que agrade a Nuestro Creador y a Nuestra Madre, no es difícil, y menos aburrida, como muchos pueden creer. Sin embargo, necesita dedicación. No basta con…