Hace un año, tras la retirada de las tropas rusas de Jersón, el diácono Pahomii (Pacomio) Levchun llegó a la parroquia de San Vladimir el Grande, ligada al monasterio de los padres basilianos (grecocatólicos) con el objetivo de evangelizar y avivar la fe de un pueblo golpeado por la guerra.
A mediados de febrero anunciaba las confesiones y primeras comuniones en la parroquia, entre ellas las de bastantes personas adultas, incluso de edad avanzada, que nunca antes se habían confesado.
El abad, el sacerdote Ignacio Moskalyuk, expresó su alegría al confesar a esos fieles: «El Señor me permite sobrevivir aquí por el bien de esta gente», escribió en su Facebook. Muchos que se confesaban por primera vez lloraban y se abrazaban al sacerdote.
El diácono Levchun llegó, dice, por envío de su abad, pero una vez en Jersón entendió que el Espíritu Santo le pedía actuar: «Si…
Autor: Pablo J. Ginés
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