Autor: Javier Lozano
La familia Van de Voorde es una familia especial y agradecida. Quedó patente tras la profesión perpetua de Mary Grace como monja dominica en el Monasterio de Santo Domingo de Linden, en Estados Unidos. Y no fue una ceremonia cualquiera puesto que en el servicio religioso participó su padre, Jim Van de Voorde, que es diacono permanente y al que sus llaman cariñosamente “papá diácono”.
El matrimonio que conforman Jim y Frances tiene siete hijos pero la del esposo y la de Mary Grace no son las únicas vocaciones de la familia, pues otras dos de las hermanas han sido llamadas para una vida entregada totalmente a Cristo. Una como sierva del Hogar de la Madre que vive actualmente en España, y otra como laica consagrada del Regnum Christi que desempeña su labor en un campus universitario de Atlanta.
Una ceremonia emocionante
La última precisamente ha sido Mary Grace, la quinta de siete…