A diario tomamos múltiples decisiones y no nos planteamos la cuestión de si nos es lícito o no. Calculamos ventajas y desventajas, y nos decidimos. Pronto veremos si hemos acertado o no. En cualquier caso, no parece nada decisivo.
Pero, si se trata de la vida, ¿podemos decidir tan fácilmente? Me encantaría poder decir que sí y superar toda preocupación, porque –entre otras razones– tres personas bastante amigas mías se quitaron la vida en plena juventud. Y la pena por este tipo de pérdidas no se me alivia con el tiempo; se hace más profunda, pues cada día veo más claramente que la vida es un «milagro«, y los milagros son cumbres a las que hemos de subir, no abismos a los que hayamos de precipitarnos.
No ha de considerarse obvio que el ser humano tenga derecho sobre la vida. La vida la recibimos gratuitamente, generosamente. Es un don primario.
La vida se nos da…
Autor: Alfonso López Quintás
Cómo afirmar la veracidad de los evangelios
Hay una técnica muy utilizada por los detectives para encontrar información que les ayude a armar el cuadro completo de una escena, es el Soporte Involuntario entre Testigos. Esta técnica…
Los 12 pasos que nos llevan a la esclavitud del orgullo, según San Bernardo
El orgullo es un pecado que puede manifestarse de diversas formas y llevarnos por un camino de autodestrucción espiritual. Continúa leyendo este artñiculo para conocer cuales son los pasos que…
El mundo necesita discípulos católicos contraculturales
¿Qué hay de ti y de mí? ¿Has muerto al pecado? ¿Vives para Dios? ¿Persigues la santidad? ¿Estás rezando íntimamente todos los días? ¿Proclamas el Evangelio? Estas son algunas de…