A diario tomamos múltiples decisiones y no nos planteamos la cuestión de si nos es lícito o no. Calculamos ventajas y desventajas, y nos decidimos. Pronto veremos si hemos acertado o no. En cualquier caso, no parece nada decisivo.
Pero, si se trata de la vida, ¿podemos decidir tan fácilmente? Me encantaría poder decir que sí y superar toda preocupación, porque –entre otras razones– tres personas bastante amigas mías se quitaron la vida en plena juventud. Y la pena por este tipo de pérdidas no se me alivia con el tiempo; se hace más profunda, pues cada día veo más claramente que la vida es un «milagro«, y los milagros son cumbres a las que hemos de subir, no abismos a los que hayamos de precipitarnos.
No ha de considerarse obvio que el ser humano tenga derecho sobre la vida. La vida la recibimos gratuitamente, generosamente. Es un don primario.
La vida se nos da…
Autor: Alfonso López Quintás
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