Autor: redaccioninfovaticana
(Stefano Fontana/La Brújula Cotidiana)-El camino que culminará en 2023 con el Sínodo de los Obispos presenta al menos tres agujeros negros. El primero es que su conducta no tiene nada de sinodal, lo cual confirma la actitud imperativa de Francisco. El segundo agujero negro se refiere a la escucha, viciada por el hecho de que ya se ha decidido qué escuchar y qué no. La tercera es la idea de introducir la democracia liberal en la Iglesia. Todo esto distorsiona a la propia Iglesia.
El camino sinodal sobre la sinodalidad, que terminará en 2023 con el sínodo real de los obispos después de la larga “fase de escucha”, tiene varios agujeros negros que lo hacen muy problemático y requiere no pecar de ingenuos.
El primero de estos agujeros negros es que su realización no tiene nada de sinodal. El documento final del sínodo de Estados Unidos afirma que ha participado el 0,01% de…

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