Utilizar el deporte como fórmula magistral para llevar a la gente a Dios. Es lo que se propuso, y consiguió, el Padre Esteban en el México de 1957. Una historia apasionante recogida en la película El juego perfecto (2009). Un grupo de niños de Monterrey, México, que logra participar en la liga infantil de béisbol de Estados Unidos y, tras superar todo tipo de obstáculos, gana el campeonato.
El libro Dios es deportista, de Javier Trigo, recoge esta increíble hazaña que tuvo a un sacerdote como gran artífice. (Puedes adquirirlo entrando en este enlace).
El padre Esteban atendía una parroquia en una de aquellas colonias populares de Monterrey en el México de 1957. Era un sacerdote joven, alegre y entregado, que llevaba pocos años al frente de aquella iglesia grande, de aspecto colonial, construida hace más de un siglo.
Un cartel arrancado
La vida de aquellos habitantes del barrio…
Autor: Juan Cadarso
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