Ya no es un fenómeno europeo, ni siquiera occidental: el mundo entero está dejando de tener hijos al ritmo suficiente para sostener la población. Las consecuencias pueden ser catastróficas.
La anticoncepción, el aborto, las identidades sexuales estériles, la propaganda antinatalista se han unido para desactivar una bomba demográfica que nunca estalló, y ahora se exhortan como virtudes al servicio del planeta, al que hay que proteger de la plaga que representamos los humanos.
Un nuevo estudio de la prestigiosa publicación científica The Lancet revela que para 2040 todas las regiones fuera de África caerán por debajo de la tasa de natalidad de reemplazo, es decir, aquella que permite, al menos, mantener la población.
La tasa de sustitución es de 1,2 hijos por mujer, según la División de Población de las Naciones Unidas para mantener los niveles de población. Si la…
Autor: Carlos Esteban
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