No hay nada firme en la ciencia médica que muestre que cambiar de sexo (hormonar y mutilar su cuerpo de forma irreversible) ayude de verdad a niños o adolescentes.
Se están haciendo leyes en todo el mundo a partir de un par de estudios defectuosos y diminutos. La base científica a favor del llamado «enfoque afirmativo» es escasa, y a favor de la hormonación y mutilación de menores amputándoles genitales o senos, menos aún.
Varios países han aprobado -y dejado con poca supervisión- a la industria del cambio de sexo basándose siempre en un par de estudios, los llamados «estudios holandeses».
Son dos estudios antiguos, con apenas 70 personas estudiadas y con fallos claros: esconden los efectos adversos, dejan fuera los casos problemáticos y aseguran, sin demostrarlo, que se acababa así con la «disforia de género». Y los estudios posteriores en la misma línea también son…
Autor: Pablo J. Ginés
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