Autor: redaccioninfovaticana
En muchos sentidos, la religión se ha centrado en el «yo»; se va a la Iglesia como forma terapéutica, para sentirse bien con uno mismo. En realidad, le debemos todo a Dios. La comprensión tradicional de la religión buscaba rendir a Dios el culto, el homenaje y la acción de gracias que le correspondía como Dios, el que nos hizo, nos cuida y nos salva. En la teología católica, esto se entendía como una expresión de la justicia, de la deuda con Dios, que se cumple con la virtud de la religión.
Una virtud se refiere a una disposición habitual para realizar una acción buena, de modo que se convierte en una segunda naturaleza. La religión se convierte en virtud cuando tenemos la disposición y la facilidad de dar a Dios lo que le debemos. Por supuesto, nunca podríamos devolverle todo lo que merece en estricta justicia, aunque el sacrificio expresa nuestro deseo de…