“Lo malo es que, a pesar de todo, no pasa nada”, es una de las frases que solemos oir a menudo. Todo lo que ocurre, ya sea en el ámbito nacional o internacional, queda pronto sepultado por el cúmulo de información diaria ante la pasividad de una sociedad que espera que surja algún “libertador” que nos libre de estas pesadillas. La inacción, la falta de reacción tiene mucho que ver con la dejación de responsabilidades personales.
Y esto, que puede aplicarse a muchos de los ámbitos de la sociedad actual, es lo que ocurre en educación. Los malos resultados en las evaluaciones internacionales, el deterioro del clima escolar, la bajada constante del nivel educativo en todas las edades, la desmotivación del profesorado, el desencanto de una parte de la juventud, el pasotismo de otra y la falta de reconocimiento y recompensa a quien se esfuerza… No pasa nada, nada…
Autor: Por mí, que no quede
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