Autor: redaccioninfovaticana
El discurso de Francisco sobre la liturgia revela un nerviosismo y una aversión a la forma litúrgica que se confunde con el formalismo: pero es el hombre quien debe dejarse formar de nuevo por las formas de la liturgia. ¿Por qué no aceptamos que en la liturgia la forma es el fondo? La liturgia actual ha seguido el camino de la cebolla: quitar una capa y luego otra. Ya no queda nada.
El discurso de Francisco, pronunciado el 7 de mayo y dirigido a los profesores y alumnos del Pontificio Instituto Litúrgico Anselmianum, revela cierto nerviosismo. Décadas de intervenciones litúrgicas improvisadas para borrar todo rastro de adoración, reverencia, temor sagrado, conexión con la Sagrada Tradición; sínodos y reuniones sin fin para mortificar lo que se tacha de «derecha» católica a fin de acabar con ella. Para luego tener que darse cuenta de que la misa antigua no solo resiste,…