En InfoVaticana hemos sido muy claros —y muy críticos— con el episodio de Robert Prevost como obispo de Chiclayo. Su gestión del caso Lute en Chiclayo nos pareció un manual de lo que no debe hacerse: mirar para otro lado, mezclar prescripción civil y canónica y terminar transmitiendo a las víctimas que la Iglesia no tenía medios ni voluntad de investigar. Y lo seguimos diciendo: aquello fue una negligencia clamorosa. No es el fin del mundo, pero es lo que fue.
Pero hoy, León XIV tiene delante una ocasión de oro. El presunto pederasta Eleuterio Vásquez, alias Lute, ha pedido la dispensa del estado clerical como quien pide un salvoconducto para escapar del juicio. Si el Papa concede esa gracia, el caso se cerrará en falso: sin sentencia, sin verdad, sin reparación. Una jugada maestra para el abusador y un golpe mortal a la credibilidad de la Iglesia.
La alternativa es…
Autor: Carlos Balén
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