(ZENIT Noticias / Roma, 21.09.2025).- El nombre de Pedro Arrupe, el carismático superior general jesuita que guió a su orden durante las turbulentas décadas posteriores al Concilio Vaticano II, ha inspirado devoción desde hace mucho tiempo. Desde su labor entre los supervivientes de Hiroshima hasta su visión de una Iglesia misionera que sirve a los marginados, la historia de Arrupe ha sido invocada como modelo de santidad desde su muerte en 1991. Su causa de canonización, abierta en 2019, continúa avanzando en Roma.
Sin embargo, hoy en día, el legado del jesuita español se enfrenta a un nuevo escrutinio, no por su espiritualidad ni por su liderazgo en la misión global, sino por una herida que se ha reabierto en la historia de los abusos sexuales clericales. Una demanda civil en Luisiana ha desenterrado correspondencia de décadas de antigüedad en la que se consultó a…
Autor: Redacción Zenit
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