El Vaticano, esa pequeña joya rodeada de murallas y guardias suizos, nos regala una normativa de inmigración que es, cuanto menos, inspiradora.
Porque si algo nos enseñan los sermones progres es que las fronteras son un invento del heteropatriarcado nacionalista, menos cuando esas fronteras rodean la Plaza de San Pedro.
Para muestra, un botón:
¿Que entras sin permiso al Estado Vaticano con un poco de entusiasmo revolucionario? Entre 1 y 4 años de prisión y una multa que llega hasta los 25.000 euros. Pero no te preocupes: si lo haces con armas, sustancia corrosiva o disfrazado de algo raro (¿quizá de oveja descarriada?), la multa puede subir a casi 37.500 euros. ¡Ojo al dato!
Si a tu espíritu libre le da por forzar la entrada con un coche, la cosa se pone seria: hasta 6 años y medio de cárcel y 41.700 euros. No es precisamente una invitación a cenar con vino de…
Autor: Jaime Gurpegui
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