El hombre es un ser que a imagen y semejanza de Dios está llamado a la relación. A la relación con Dios y a la relación con el prójimo. En esta invitación a la relación, el hombre tiene que ponerse en movimiento, en salida hacia el otro. El hombre necesita salir de sí mismo para poder realizarse como persona. Este movimiento de salida y acogida del otro, hace que el hombre crezca, porque hay mayor bien en dar que en recibir. Pero sobre todo el hombre cuando acude en ayuda de su hermano, del pobre, del que pasa necesidad, está reconociendo que el otro es un don para él, y que desde la entrega de su vida, la vida del otro adquiere un sentido más pleno. Así, el hombre es invitado a reconocer en el otro un don que tiene que cuidar. El hermano al que vemos solo, sin consuelo y sin bienes materiales, se hace necesario que le ofrezcamos la ayuda que necesita en esta vida, para…… Continuar leyendo
Autor: Belén Sotos
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