«Es una salvajada dar el móvil a los 10 o 12 años«: con estas crudas palabras, el psicólogo experto en Redes Sociales y CEO del Programa Desconecta Marc Masip llamó a padres y tutores a hacer frente al «grave problema» de adicción a las redes sociales en niños y adolescentes.
Lo hizo durante un encuentro online recientemente organizado por la Universidad de Nebrija para abordar esta patología que ya se conoce como «nomofobia» y que hace mella especialmente en España, el país con más adicción adolescente a las nuevas tecnologías de todo Europa.
Una de las graves implicaciones de esta adicción que en muchos casos comienza en la infancia es la adicción asociada a la pornografía: según Masip, el primer contacto con este fenómeno en España tiene lugar en torno a los 9 años.
Para el CEO de Desconecta, algunos de los síntomas «y graves consecuencias» que observa sobre la adicción al teléfono móvil y otros medios tecnológicos son el enfado continuo cuando se les restringe el tiempo con el teléfono, la bajada del rendimiento escolar, el uso a deshoras y a solas, el aislamiento del mundo real o el aumento de los conflictos familiares, entre otros.
Por ello, durante su conferencia abordó la necesidad de «poner pautas de forma inmediata» a este problema, así como de aprobar medidas legales que «pueden proteger un poco y dar un paso atrás en lo tecnológico para avanzar en lo humano».
En este sentido, Masip alentó a «no utilizar el móvil como `moneda de cambio´ del tipo `si te portas bien te lo doy y si te portas mal te lo quito: debemos dar ejemplo y ser muy estrictos«, mencionó.
El móvil con 10 años, «una salvajada»
Una de las principales medidas que el especialista recomendó con urgencia a padres, tutores y profesores fue retrasar lo máximo posible el acceso al teléfono móvil de jóvenes y adolescentes.
“¿Cómo es posible que un chico o una chica de 12 años vaya con un smartphone? Cuanto más tarde le demos una pantalla, mejor; es una salvajada dar el móvil a los 10 o 12 años. Ser padres es muy fácil con pantallas, pero hay que poner límites, ofreciendo alternativas, haciéndoles caso…”, sentenció.
Del mismo modo, afirmó que retirar o retrasar el empleo de teléfonos móviles debe verse suplido con alternativas regidas por una mayor relación familiar y atención a los hijos.
Burbujas no, «tecnología lenta», sí
Masip no está solo, y son muchos los especialistas internacionales que cada vez son más conscientes del peligro de las tecnologías sin tener que llegar al extremo de la adicción.
Para Chris McKenna, psicólogo británico con más de 30 años de experiencia y fundador de Protect Young Eyes -un sistema de control y prevención del acceso y adicción a las nuevas tecnologías-, una de sus medidas con mayor éxito y difusión es la que denomina Delay is the way -Retrasarlo es el camino-.
El pasado 20 de abril, expuso algunas de las bases de esta medida durante el congreso nacional de educación católica de Nueva Orleans (Estados Unidos). Según McKenna, Delay is the way no se trata de que los jóvenes «vivan sin tecnología, envueltos en una burbuja», sino de aplicar lo que llama «tecnología lenta«.
El psicólogo Chris McKenna dirige la iniciativa de protección informática frente a la pronografía y lleva décadas trabajando con adictos a este fenómeno. Para prevenirlo, propone a las familias la «tecnología lenta».
Es el caso de Emma, que relató a McKenna como sus padres siguieron los consejos del psicólogo y que ella misma asumió al ser consciente de «los peligros» que implica el teléfono móvil y las redes sociales.
No accedió al teléfono móvil hasta bien entrada la escuela secundaria, poco antes de comenzar sus estudios universitarios, y abrió su primera cuenta de Twitter en la carrera y «por motivos profesionales».
«Soy lo suficientemente mayor para saber qué es peligroso y qué no, pero un niño no lo sabe, y ese es el peligro que espero haber frenado» con estas medidas, confesó la joven estudiante a McKenna.
Algoritmos inteligentes diseñados para destruir
Durante su intervención, el psicólogo británico también abordó las graves implicaciones para los adolescentes de los contenidos pornográficos y sexuales presentes en prácticamente todas las redes sociales, fomentados «intencionadamente» por los «sofisticados algoritmos» y que eluden unos frágiles controles de seguridad.
«Cuando veo a un niño que está viendo pornografía y dice que no puede parar, lo miro y le digo que no todo es su culpa. Para mí, es una respuesta perfectamente predecible a una máquina perfectamente ajustada» y diseñada a tal efecto. «Vosotros también lo habríais hecho», mencionó a los espectadores.
El psicólogo relató su propia experiencia como adicto a la pornografía y mencionó la mayor sofisticación y complejidad de este fenómeno comparado a cómo funcionaba décadas atrás.
Por ello, denuncia que el acceso o adicción a la pornografía entre jóvenes y adolescentes ya no responde a una culpabilidad o a una falta de voluntad entre quienes la consumen. O al menos, no del todo, ya que «vivimos en una época con puertas digitales que están por todas partes, donde las oportunidades de un trauma [o adicción] para los jóvenes son más frecuentes que nunca».
Están «por todas partes», desde TikTok a Snapchat
Es el caso de una madre que le preguntó qué había podido hacer mal para que su hijo pequeño fuese adicto a la pornografía. “Era simplemente un niño frente a una tecnología extremadamente inteligente que se aprovechó de su cerebro creado por Dios”, dijo McKenna. El problema, añade, es que el cerebro de un adolescente «aprende a desear cualquier cosa que alimente su cerebro», y es «exactamente en ese momento cuando les ofrecemos la tecnología» -pornografía incluida-.
El equipo de McKenna creó una cuenta de SnapChat simulando ser un usuario de 13 años. El primer día, estos fueron algunos de los contenidos sugeridos por la aplicación, mucho menos explícitos que los aparecidos días después.
Durante la conferencia, y más extensamente en otros artículos que puedes consultar aquí, el psicólogo alertó de que todos los elementos que hace décadas proporcionaban una seguridad o freno a la pornografía como el hogar, el deporte o el verano, hoy se ven invadidos por las presencia universal de redes sociales con contenido pronográfico -desde TikTok o Snapchat hasta Facebook o Instagram, como puedes ver aquí-.
Por ello, son cada vez más los especialistas como McKenna o Masip que frente a la «salvajada» del acceso prematuro a los móviles, proponen el concepto de «tecnología lenta«.
«El retraso -o la ralentización del acceso- no significa `sin tecnología´, sino tecnología lenta. Se trata, en otras palabras, de enseñar, capacitar, preparar, apoyar y modelar el buen uso de la tecnología. Incluso si decimos `no´, les debemos seguir educando como su les hubiésemos dicho `sí´, habándoles y enseñándoles de todo . ¿Por qué? Porque las puertas digitales están en todas partes», concluye McKenna.