Vivir la Semana Santa compaginando la participación en las celebraciones litúrgicas con la asistencia a las procesiones por las calles nos abre la puerta a lo más importante, la oración, ya sea en silencio ante el Monumento o la Cruz o recitando los salmos de la Liturgia de las Horas. Todo ayuda a entrar en la Pasión de Cristo. Cristo nos muestra un camino: es duro, amargo, doloroso. Pero todo tiene un sentido, una meta, un fin: la Pascua, la resurrección, la vida eterna. No podemos llegar a ella sin pasar por la Cruz que Cristo toma sobre sí para cargar en ella los pecados de toda la humanidad. Sufre en el cuerpo y en el alma por todo lo que se le viene encima, pero va a adelante, se cae y se levanta, llega al Calvario, muere y es puesto en el sepulcro. Y… ¡resucita al tercer día! Pero no adelantemos acontecimientos. Vayamos a la dolorosa Pasión de nuestro Señor…… Continuar leyendo
Autor: Rafael Pascual Elías OCD
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