En el colegio La Inmaculada de Cádiz han abierto un concurso para cambiar el nombre del centro. Van tan en serio que lo han hecho con su buena burocracia, que no falte, sus votos por internet y su Comisión de Cambio de Nombre (sic) y todo. No quieren que el colegio laico tenga nombre religioso.
Estoy en contra, claro; pero no por razones confesionales. Ya deduzco que ahora no es un colegio católico ni mariano. Mi idea ideal de un colegio que se llama La Inmaculada es que, al entrar, los alumnos recitasen a voz en cuello: “Que nadie pase este umbral / sin que jure por su vida / que María es concebida / sin pecado original”. El uniforme incorporaría una impecable corbata azul celeste. Y a las 12 en punto sonarían las campanas y se rezaría un Ángelus que ríete tú del de Millet.
Como no es el caso, entiendo un poco a los promotores de la coherencia. Con su rechazo…
Autor: Enrique García-Máiquez
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