«Las necesidades materiales hoy son las peores que jamás tuvimos, hay limitaciones mayores que en el 90, el 92 o el 93″, explica Emilio Aranguren, de 74 años, obispo de Holguín y presidente de los obispos de Cuba.
La Iglesia cubana siempre fue pobre. No recibe nada del Estado, ni hay tercer sector o empresas que puedan ayudarla, sólo reciben donativos de los fieles, pero los fieles son muy pobres y cualquier cosa es cara y difícil de encontrar en la Cuba de 2024.
«Aquí faltan bombillas, luces led, materiales de mantenimiento comunes, candados, rejas, pintura, un saco de cemento, cualquier cosa para pequeños arreglos sanitarios… todo eso es hoy difícil de encontrar y caro», explica el obispo en un encuentro online con periodistas organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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Autor: Pablo J. Ginés
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