Si yo fuera Satanás y quisiera destruir a la humanidad y ofender a Dios, centraría gran parte de mis esfuerzos en los obispos, porque ellos son los sucesores de los apóstoles, responsables de guiar, proteger y santificar al Pueblo de Dios. Si logro corromper, confundir o neutralizar a los obispos, puedo desorientar al rebaño entero y desestabilizar a la Iglesia, que es la mayor barrera contra mis planes.
Estrategias para atacar a los obispos:
1. Corromper su corazón
Un obispo santo es un enemigo formidable, porque lidera con el ejemplo, enseña la verdad y es un instrumento poderoso de la gracia divina. Si consigo corromper su corazón, lo aparto de su misión y debilito su autoridad moral.
Plan:
- Seducirlos con el poder, el dinero o los placeres, haciendo que busquen su comodidad personal en lugar del bien de su rebaño.
- Introducir en su vida la soberbia…
Autor: Estamos en Sus Manos
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