Hay días que parece que no pueden estar mejor preparados. Cuando uno lo descubre se da cuenta y reconoce que no hay duda alguna para afirmar que la providencia divina siempre nos sorprende. Vivimos momentos de nuestra existencia que nos desconciertan porque se manifiesta de tal manera el poder de Dios y sobre todo su amor a los hombres, que uno no puede dejar de levantar la mirada al cielo y dar muchas gracias a Dios. Gracias a Dios y también a los santos que ha puesto en nuestro camino. Pues bien, uno de esos días de asombro y gratitud plena es el pasado 17 de mayo.
Autor: Rafael Pascual Elías OCD
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