Al hilo de la incipiente cristianización nipona auspiciada por el gran santo español San Francisco Javier, se produce un hecho más en ese proceso de evangelización del planeta iniciado desde España, que es el que cabe denominar la “Embajada Keicho”, hoy bastante olvidada.
Desde el punto de vista japonés representó un intento, por desgracia extemporáneo, solitario y breve, de romper con el secular aislamiento al que el Imperio del Sol Naciente se venía autosometiendo y seguirá haciéndolo hasta los tiempos de la restauración meijí, a mediados del s. XIX, en la persona del Emperador Mutsuhito, y ocurrió cuando en 1613, el daimio Masamune Date, uno de los hombres más poderosos del Japón, partidario de la apertura del Imperio Nipón al exterior, decide enviar una embajada desde la ciudad de Sendai que era su capital, hasta España.
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Autor: En cuerpo y alma
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