Autor: redaccioninfovaticana
(Catholic World Report/Christopher R. Altieri)-Los chinos saben ahora que pueden detener a un príncipe de la Iglesia, confiscar su pasaporte y retenerlo durante unas horas para interrogarlo sin provocar la ira del Vaticano.
Lo más llamativo de la detención del cardenal Joseph Zen, SDB, el pasado miércoles en Hong Kong, es la anodina declaración del Vaticano sobre la noticia. Al menos, la tenue respuesta del director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, fue lo más llamativo, hasta que el cardenal-secretario de Estado, Pietro Parolin, ofreció lo que en otras circunstancias habría sido un obiter dicta quizá digno de mención en un día de pocas noticias.
El cardenal Zen es obispo emérito de Hong Kong. Su nombre es bien conocido por los consumidores ocasionales de noticias de la Iglesia, pero incluso resulta familiar también para los lectores generales de…