La igualdad por la igualdad a menudo es injusta, porque se pretende tratar por igual lo que, por defecto o por sí mismo, es legítimamente diferente. No puedes hacer igual, por ejemplo, a un perro que a un gato; lo mismo que no puedes hacer igual a un hombre que a una mujer, porque estamos ante diferencias legítimas que nos vienen dadas. Unos son más listos, más guapos o más sanos que otros y tratar de igualar todo ello, sin más, con un «café para todos» implica no solo dejar de respetar la legítima diferencia o «desigualdad» natural, «por defecto», sino olvidar que, precisamente, esas diferencias nos permiten la complementariedad de unos con otros, la solidaridad mutua: el listo ayuda al que lo es menos, el sano al enfermo, el varón se complementa física y psicológicamente con la mujer, etc.
Por eso mismo, no es lo mismo la heterosexualidad que la homosexualidad, ya que…
Autor: Miguel Ángel Irigaray Soto

Continuar leyendo en: www.religionenlibertad.com
Impresionantes evidencias de la presencia de Dios en el vino y el pan
Desde hace muchos años han ocurrido manifestaciones de Dios en el momento de la eucaristía. Se han desencadenado una serie de fenómenos, en diversos países de todo el mundo que…
El cielo es la Plenitud de la comunión con Dios
Aprendamos un poco más sobre la comunión con Dios y cómo nos ayuda a mejorar nuestra vida y, al mismo tiempo, ayuda a mejorar la vida de los demás, porque…
¿Cómo ayudar a las Almas de tu familia en el Purgatorio a llegar al Cielo?
“No basta ser santo ante los hombres, sino que hay que serlo delante de Dios. ¡Recen por mí!”. Palabras impactantes del Monseñor Marengo, Obispo de Carrara, a una religiosa de María Auxiliadora…