Vemos a veces a curas o religiosas haciendo el tonto en redes. Bailes, poses, frases que buscan “likes”. En seguida surge la crítica fácil: “qué ridículo”. Yo mismo he hablado de los peligros y la confusión que crea el mostrarnos así en redes, y así lo mantengo. Pero, ¿y si detrás hubiera algo más profundo? ¿Y si no todo es vanidad superficial? Detrás puede haber el grito de alguien que pide ayuda. Estos gestos pueden estar revelando un corazón herido que busca aprobación a toda costa. El narcisismo siempre viene a ser un disfraz, una máscara encima de la carencia afectiva.
Autor: Francisco Javier Bronchalo
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