Autor: redaccioninfovaticana
El verano es sinónimo de vacaciones para la gran mayoría de personas, lo cual es necesario y fundamental.
El Libro del Génesis señala que incluso el mismo Dios descansó: «en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho».
No debemos confundir el descanso con el «no hacer nada» o caer en la ociosidad. El verano y el descanso ha de ser una oportunidad para cambiar de actividad y mantenerse ocupado con otras cuestiones que durante el año es más difícil.
Por ello, para hacer de este periodo estival un tiempo de crecimiento, debemos cultivar y fomentar la formación cultural, espiritual y humana.
Formación cultural
En una sociedad postcristiana y altamente secularizada, es necesario esforzarse por profundizar en nuestro formación cultural. Para ello, un recurso importante es la lectura. Quizá durante…