El padre Andrew Nuu Le Nguyen, que sirve pastoralmente a la comunidad católica vietnamita en Auckland (Nueva Zelanda) pasó 13 años preso en campos de reeducación en Vietnam, de 1975 a 1988.
Allí sufrió graves torturas que le dejaron secuelas físicas graves. En el invierno neozelandés, el frío agudiza especialmente sus heridas. Cuando se refuerza el dolor, él recuerda que tiene que orar por sus enemigos, en este caso por su torturador en el campo de Thanh Cam, un hombre llamado Bui Dinh Thi.
«Es fácil hablar de perdonar pero…»
En 1996, el padre Andrew se encontró con su torturador muy lejos de Vietnam, en EEUU. Lo perdonó, pero no fue fácil. Contó la historia en su libro «I must live» (Debo vivir), que se ha convertido en un clásico sobre el gulag vietnamita.
Las palizas y el maltrato en el campo comunista le dañaron la visión de un ojo, lesiones en las piernas…
Autor: Pablo J. Ginés
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